¿El Venture Capital es satánico?

El lado B de los unicornios.

De un tiempo a esta parte, todo negocio digital quiere ser (o parecer) una startup. Especialmente en LinkedIn.

Y no es difícil ver por qué: ser una startup se volvió sexy.

La historia de dos co-founders que empezaron sin nada y -en contra de todas las probabilidades- crearon un negocio disruptivo que está cambiando el mundo. Simplemente irresistible.

La startup como fenómeno corporativo, cultural y estético trascendió San Francisco. Y su influencia es predominante sobre nuestra forma de construir negocios y espacios de trabajo.

Pero atentos, que los casos de éxito no son garantía. Replicar irreflexivamente este modelo de empresa puede conducirte lentamente a un final anunciado.

Es por eso que hoy vamos a hablar de startups, modelos de negocio y por qué no te recomiendo venderle tu alma al Venture Capital.

Crecer rápido

Primero lo primero. ¿Qué es una startup?

Una startup es una empresa diseñada para crecer rápido, dijo Paul Graham. Y me parece un excelente punto de partida para esta conversación.

Todas las empresas quieren crecer rápido” podría contestar un suspicaz. Pero lo cierto es que la mayoría no diseñó un modelo de negocio que se lo permita.

En el corazón del modelo de negocio de una startup yace, para mí, el concepto central para diferenciar a este tipo de empresa de cualquier otra: escalabilidad.

Un modelo de negocio escalable es uno en el que los costos crecen de forma lineal y los ingresos de forma exponencial.

Semejante hazaña sólo es posible cuando confluye una fascinante serie de condiciones, que dan lugar a lo que se conoce como costo marginal decreciente. Esto es, que entre más unidades del producto/servicio se vendan, más bajo será el costo de producir una nueva unidad.

Un ejemplo sencillo es la industria del software. Si construir Notion cuesta $1M, entonces una vez las ventas alcancen $1M, cada nueva unidad vendida es prácticamente pura ganancia.

Y esta es una realidad que no puede materializarse ni con los mejores deseos para “crecer rápido”. Si los números no dan, no dan.

Ese precisamente fue el caso de WeWork. Un coworking que se disfrazó de startup, levantó millones y chocó la calesita.

Para ser una startup no es obligatorio desarrollar tecnología, o levantar capital, o empezar en un garage.

Sucede que un gran número de negocios altamente escalables durante las últimas décadas compartieron, en sus orígenes, estas mismas características.

Entonces, recapitulemos.

Una startup es una empresa diseñada para crecer rápido. Este tipo de empresas tiene (o espera eventualmente tener) un modelo de negocio escalable, donde sus costos crecen de linealmente y sus ingresos exponencialmente.

A veces pienso que construir una startup es como jugar al juego de emprender, pero en la máxima dificultad.

Uno tranquilamente podría tomárselo con soda y crecer lento, pero seguro. Después de todo, tener una empresa rentable, que crece y emplea una decena de personas es, por sí solo, una labor inmensamente noble.

¿Acaso no es eso suficiente? ¿De dónde viene esta búsqueda de crecer 2x, 3x o hasta 5x al año?

La manzana de Adán

La respuesta, aunque usted no lo crea, tiene 2 letras: VC.

Los Venture Capitalists son asignadores de capital. Inversores que toman la plata de individuos o familias multimillonarias, y “tratan de conseguir un 2x, 3x o 5x” con esa plata, invirtiendo en startups.

Aquí se construyen los cimientos del modelo.

Si los VC están incentivados a conseguir retornos explosivos en sus inversiones, naturalmente, la forma en la que asesoran a sus startups va a ser un reflejo de esas intenciones.

Fantástico, entonces ellos me van a ayudar a crecer 3x al año” WRONG.

El juego del VC no es que tu empresa logre crecer 3x al año, sino que su portfolio lo haga.

Su estrategia se parece más a la de un agricultor. Que suelta en tierra fértil un centenar de semillas, esperando a que -con suerte- una decena de ellas llegue a fructificar.

Es todo una cuestión de incentivos.

Este cóctel de circunstancias produjo el estereotipo de startup que conquistó el mundo. Eso que todos en LinkedIn están intentando emular.

Oficinas de Airbnb.

Y a todos los preceptos comerciales, culturales y políticos que lo originan les llamo el modelo VC.

Si bien es innegable que el modelo VC puede atribuirse varios “casos de éxito” -los famosos unicornios- no es secreto que 9 de cada 10 startups quiebran.

En mi opinión, levantar capital sólo tiene sentido cuando estás construyendo en un mercado winner takes it all o estás desarrollando una tecnología que aún no existe (ej. OpenAI, Helion, etc.).

Conseguir inversores debería ser la última de las prioridades de alguien que todavía no tiene validada la demanda de su producto.

Seguir la receta del modelo VC no es una elección recomendable para la mayoría de las startups. Y no lo digo por una cuestión meramente estadística.

El modelo VC propone una forma de pensar la construcción de tu empresa y su cultura peligrosamente alineadas a los intereses de los inversores.

Ergo, parcial o totalmente desalineada de tus propios intereses y los de tu equipo de trabajo.

Seguir ciegamente sus mandamientos no sólo puede tener un impacto negativo en la vida de tu empresa, sino en la tuya. Y en la carrera de todos quienes apuesten a tu visión y capacidad para construirla.

Y bien pues, afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria dijo Sagan. Así que con permiso.

Cultura del burnout

Naturalmente, si la supervivencia de tu empresa depende de cumplir con deadlines de lanzamiento surrealistas o sostener un ritmo de crecimiento exponencial, es de esperar que estos incentivos tengan un enorme impacto en la forma de trabajar de tu equipo.

No estoy diciendo que trabajar en una startup debería ser una experiencia relajante, yo mismo trabajaba días de 10-12hs al inicio de Firmaway.

El problema es que esta se ha vuelto la regla, y no la excepción.

Carga de trabajo excesiva, poca claridad en los objetivos, recursos insuficientes, presión constante, falta de interés en el desarrollo de carrera, tejido social desmembrado. Humanos convertidos en máquinas de producir.

No es sorpresa que tengamos una crisis de burnout.

Búsquedas para el término ‘burnout’ en los últimos 10 años.

Más aún, no sólo se ha llegado a legitimar pedirle jornadas de trabajo pre-revolución-industrial a tu equipo, sino que el grinding -en ciertos círculos sociales- es ahora un símbolo de status.

La hustle culture es hijo sano del modelo VC.

Para cerrar con broche de oro, quiero citar a Alex Hormozi, formidable exponente del sigma grindset: “Los esclavos trabajaban todas las horas que pasaban despiertos […] Pienso que, si ellos pudieron, entonces yo también puedo”.

Layoffs masivos

¿Qué cosa tienen en común la mayoría de las empresas que, durante la contracción monetaria del 22’-23’, anunciaron despidos masivos? Bingo.

El modelo VC funciona en sincronía con los ciclos de expansión y contracción de la política monetaria de la FED.

Cuando las tasas de interés están bajas, y la economía se llena de dólares recién impresos, una empresa venture backed levanta una nueva ronda de inversión con la que contrata talento a diestra y siniestra.

Los recién llegados son desplegados en ambiciosos proyectos de innovación para impulsar el astronómico crecimiento de la compañía.

Luego, cuando las tasas suben y ya no hay dinero barato, sostener todas esas apuestas largoplacistas se vuelve una carga. Y es así como se originan las olas de despidos de las que leemos en las noticias.

Anotación propia. Gráfico: layoffs.fyi

¿Podrían estar empresas elegir contratar de manera responsable? Por supuesto.

¿Podrían priorizar que las personas hagan carrera dentro de su empresa por sobre el precio de sus acciones? Por supuesto.

Pero eso no estaría alineado con sus incentivos.

Feature bloat

En caso de que no estes familiarizado con el término, te ahorro la query a ChatGPT:

Feature bloat es la expansión excesiva e innecesaria de un producto, especialmente software, con más características de las necesarias. Esto a menudo ocurre cuando se añaden continuamente nuevas funciones, con el tiempo esto lleva a una mayor complejidad y, potencialmente, a una disminución de la usabilidad y el rendimiento“.

Si agregarle AI a tu producto aumenta las posibilidades de seducir al board para que aprueben una nueva ronda… ¿quién soy yo para detenerte?

Los VC no invierten en empresas, invierten en modas.

Porcentaje de AI Startups en Y Combinator.
Fuente: walturn.com

Es así que terminamos con un AI Chatbot adentro de cada interfaz, esperando convencerte de que necesitas hacerle una pregunta a Cortana, o a Gemini, o a Grok, o ChatSpot, o Meta AI, o Leo, o… bueno, creo que ves por dónde voy.

Founders empobrecidos

No es extraño que, en una startup que levantó varias rondas, el equipo fundador sea una minoría en la junta directiva. Dado que los VCs tienen la mayoría de las acciones, al final del día son quienes toman las decisiones importantes.

Llegado un escenario en que sus intereses se vean enfrentados con los de los fundadores -uno para nada infrecuente, por cierto- pueden elegir despedirlos e incluso hacerles perder todas sus acciones.

La espectacular comedia de HBO “Silicon Valley” satiriza esta situación con la historia de Javeed. Su startup levantó una Serie A con una valuación exorbitante, y cuando la empresa se vio forzada a levantar una nueva ronda con una valuación inferior, el board despidió a Javeed y este lo perdió todo. Dando lugar a esta icónica escena:

Este es el momento en el que te recuerdo que no vas a poder seguir tu vida sin enterarte cuando lance un nuevo artículo.

No todo está perdido

Aprender de los propios errores es de grandes. Aprender de los errores ajenos es de sabios. Confucio o alguno de esos.

A Javeed le tocó aprender por las malas. Pero, téngase presente, sus intenciones siempre fueron las mejores. Él sólo estaba haciendo lo que parecía correcto. Levantar una ronda más grande, bailar al ritmo de la inercia.

Lo mismo podría decirse de cualquiera de nosotros. Nadie planea construir una feature basura o despedir cientos de personas.

Por supuesto, cada quien es responsable de sus propias decisiones. Con esto no busco exculpar a ningún empresario, sino apuntar al problema de fondo.

Las “buenas prácticas” para construir una startup son escritas por los VCs.

Yo mismo empecé este artículo citando al maldito Paul Graham. La maquinaria de influencia del modelo VC tiene un tamaño incalculable.

Libros, podcasts, foros, charlas TED, medios de tecnología, cursos enteros en las universidades más prestigiosas del mundo. Prácticamente todo el contenido de ‘emprendimiento y startups’ está mediado por sus intereses.

Y se mantienen vigentes a través de sus poster boys que, a su vez, reproducen estos preceptos en todas sus entrevistas.

¿Algo de todo esto le quita mérito a Andres Bilbao o Pier Barbieri? ¡No!

Realmente respeto mucho lo que construyeron. Son emprendedores formidables. Los mejores alumnos del modelo VC y multi-millonarios en todo su derecho.

Ahora, ¿seguiría su ejemplo para construir mi empresa?

jim halpert GIF

No estoy buscando convencerte de que todo el Venture Capital es una industria satánica -sólo estaba baiteando, como dicen los chicos-.

Es innegable que han sido el motor para mucha creación de valor a escala en las últimas décadas.

Mi objetivo con esta pieza es mostrarte que por cada Rappi hay 99 que no fueron. Y esto es así por diseño.

Y el objetivo de este blog es pensar la construcción de una empresa, priorizando la experiencia de los humanos que la conforman.

Si te aportó, te animo a expandir la conversación con tus amigos y colegas. Gracias por leer y compartir.

PD. En mi charla con Aarón de Nada Respetable profundizamos en muchos de estos temas, y te la recomiendo si disfrutaste de esta lectura :)

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